De
completa vigencia, la que antes fuera Hannah
Montana, la que todos los papasitos querían
tener como yerna, se ha hecho mayor y, tras retomar su tradicional nombre, ha
madurado una actitud más provocadora.
Rescató
un dedo de espuma, empezó a fumar, decidió mostrar su cuerpo y su lengua,
vestirse con transparencias y practicar una nueva rutina: el twerk.
En
la revista Rolling Stone, antes
especializada en música, le dedican la portada, con un atrevido titular: “Good Golly Miss Miley!”.
Creen
que podemos tragar con que ella es la reina, como si hubiéramos olvidado quién es
el verdadero rey. Por si no tienes idea, hablamos de Little Richard, el
tipo con más peligro con una pastilla de jabón a su disposición.
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Ya
sabes de qué hablo: esa ola de provocación que supone la música. No es una
historia nueva, aunque adquiera otros ropajes.
Quizá
te interese conocer los entresijos.
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¿Qué
es el twerk?
Lo
que hace Miley Cyrus, inmediatamente
después de anunciarlo, en el vídeo de “We can’t stop”.
"Primera ración en 1:26" |
¿Cómo
se practica? Hay multitud de ejemplos. Tweety
lo explica. Lady (et al) lo
ponen en marcha. Se puede observar la especialidad reverse, en la que, tras poner las manos en el suelo y subir los
pies por la pared, hacen mantener una postura propicia a los fail.
Esto
es lo que hay, amigos. La conexión WiFi, permanente, permite estos universales desfases.
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No
es que antes no existiera, pero era, por decirlo de algún modo, de ámbito más
restringido.
Las
rutinas de baile siempre han estado presentes. De hecho, una de las más
conocidas, en su momento, fue protagonizada por el padre de Miley, Billy Ray Cyrus, con “Achy breaky heart”.
Aunque
era la época en que llegaban antes las traducciones que los propios originales.
De esa demora se aprovechó Coyote Dax:
“No rompas más”.
Misma canción, mismo baile. Un tipo que, hasta para bautizarse, tuvo que
aprovechar éxitos ajenos, como la película “Coyote
ugly”, en el que un grupo de buenorras anima el público masculino de un bar
de copas con sus bailes calientes, sus juegos incitantes y sus “se mira, pero no se toca”. En pleno
follón, Piper Perabo debe hacer un playback a Blondie,
con “One way or another”
y todo el ganado (se tranquiliza) queda hipnotizado.
No
es nuevo que el cine usa el poder de las imágenes y la música, mezclándolas,
para resultar sugerente.
Puedes
echarle la culpa a Mame, o al boogie, pero te
equivocas si piensas que es cosa del ritmo.
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El
baile no es otra cosa que una rutina de conquista y seducción, un anticipo del
apareamiento.
Una forma de cortejo.
Puedes
hacerlo con Solomon Burke
sonando de fondo, o con Etta James, o con Sergio Dalma,
o como Shelley Long, haciendo sin
fin el “Mashed potato”, de Dee Dee Sharp.
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Shakira, la novia con la que sueñan todos los papasitos (más, si son culés), también sabe hacer el twerk (y volverse “Loca”).
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El
twerk es la mezcla moderna del twist (popularizado por Chubby Checker) y el
jerk (que pusieron de moda The Capitols, patético según quien lo
practique).
Y tal y como lo ejecutan estas jovencitas, un decidido avance para la
dignidad de la mujer.
La clínica Quirón de Barcelona se estará frotando las manos con el baile. ¿Nuestro monarca no será el primer abanderado del Twerk? % roturas de cadera en tan corto espacio temporal da que pensar. Lo malo es que tenga la cabeza como la de Miley ¿esperemos que no?
ResponderEliminarUna imagen inquietante la de JC I practicando el twerk.
EliminarEn cuanto a Miley, sigue los mismos pasos que Michael; la sobreexposición a la fama, a edades tan tempranas, acarrea imprevisibles consecuencias.
Sólo tiene 20 añitos, esperemos un poco más.
Siendo objetivo, lo de Miley era previsible. Los jóvenes artistas y su posterior caída es tan viejo casi como el mundo (Joselito,Temple...) De todos ellos solo sigo a Cristina aguilera con 2 fanatasticos discos (los dos últimos horribles) pero unas posibilidades excelentes si se centra
ResponderEliminarLa Aguilera tiene un talento increíble. Y una voz estupenda. A mí me gusta, sin duda.
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