Una
chica de diecisiete años que ya había tenido un éxito enorme (“It’s My Party”), se
anima, hace más de sesenta años, a cantar uno de los himnos del empoderamiento
femenino, una canción que reivindica el derecho de la mujer a hacer lo quiera
porque, resulta tan evidente, el hombre no es su dueño.
Cada
vez suena más en películas y series de TV, lo que resulta muy decepcionante si
consideramos que este mensaje deba ser repetido.
Ahora,
cuando estamos sobrecogidos por el fatal destino de los aventureros que se
sumergieron en el submarino Titan, tratando de visitar los restos del naufragio
del Titanic, es una buena oportunidad para recordar el impulso que JFK, hace ya más de sesenta años, el 12
de septiembre de 1962, en la Universidad Rice, en Houston (Texas), ofreció al
programa espacial, cuando anunció:
Hemos decidido ir a la Luna. Elegimos ir a la Luna en esta
década y hacer lo demás, no porque sean metas fáciles, sino porque son
difíciles, porque ese desafío servirá para organizar y medir lo mejor de
nuestras energías y habilidades.
No
debemos olvidar que, ese impulso, ese mismo impulso a través de la historia de
la humanidad, ha sido el motor que nos ha llevado a nuestras más importantes
conquistas, a nuestros logros más decisivos.
Al
igual que cualquier otro proyecto importante, el programa Apollo de la NASA necesitaba
una banda sonora y Sinatra, acompañado por la orquesta de Count Basie, proporcionó la más adecuada.
Clint Eastwood la aprovecharía en el emotivo final de “Space Cowboys”, película que dirigió en
2000 y que protagonizó junto a Tommy Lee
Jones, Donald Sutherland y James Garner.
Es
posible que mi versión preferida sea la de Bobby Wommack, que adquiere un matiz
nuevo al integrarse en una escena del segundo episodio de la primera temporada
de “Euphoria”, acompañando a la
protagonista, Rue (Zendaya), una adolescente adicta, en sus
vaivenes emocionales.
Garnet
Mimms vivió la evolución de la música negra en el cambio de década de los ‘50s
a los ‘60s.
Empezó
cantando en coros de iglesias de su ciudad de adopción, Philadelphia, así como
en grupos góspel. Tras licenciarse en
el servicio militar, probó en grupos de Doo-Wop
y, tras mudarse a New York, formó un cuarteto, entró en contacto con Bert Berns, que los fichó para United Artists y les asignó a Jerry Ragovoy como compositor, lo que resultó
determinante.
Tuvieron
éxito inmediato con esta canción, en la que participan como vocalistas Dionne Warwick, Dee Dee Warwick y Estelle
Brown.
El
éxito hizo que Mimms deseara iniciar carrera en solitario, aunque no pudiera
repetir los resultados de ese memorable single.
La
intensidad de la interpretación de Mimms no pasó desapercibida, no sólo por su
éxito comercial, sino por su legado. El más importante, quizá, es que Janis
Joplin se apropió de ella, con sus actuaciones en directo, antes de su trágica
muerte el 4 de Octubre de 1970. El vídeo recoge la de Toronto, Canadá.
La
versión grabada se incluiría en el segundo (y póstumo) disco de Janis en
solitario, Pearl, que culmina una breve discografía en la que deben
incluirse sus dos discos junto a Big
Brother and the Holding Company.
Supongo
que hay disparidad de criterios a la hora de elegir la preferida.
Adjunto
el discurso original, subtitulado, dividido en dos partes, convencido como estoy
que siempre resulta esperanzador escucharlo, pero, en estos tiempos de
mediocridad generalizada, se convierte en una imperiosa necesidad:
Este
tema se incluyó en el álbum definitivo de la voz del soul.
Hasta
entonces Sam Cooke había grabado singles que ocasionalmente se compilaban
en LPs.
Pero
en febrero de 1963, durante tres noches, se junta con René Hall y otro puñado de músicos (entre los que estaba Billy Preston tocando el órgano con 16
años) para hacer algo diferente.
Es
su obra maestra, producida por Hugo
& Luigi (que se abstienen de meter violines), planteada como un disco
conceptual (algo que distaba de ser frecuente en esa época, salvo en el jazz). Resulta significativo que no se
extrajeran singles del disco.
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Destila
tanta pureza, tanta verdad y naturalidad, como la que ha rescatado este nuevo
portento de la black music.
Una
canción predilecta, en mi Top Ten de canciones de southern soul, el más emocional de los estilos musicales que
conozca.
Editada
en 1968 por el sello angelino Kent,
como uno de los cuatro singles que
lanzó para esa etiqueta.
Años
más tarde, Kent sería comprado por Ace
Records, la discográfica inglesa, que la reservó para editar las mejores y
más documentadas recopilaciones de música soul. Uno de esos CDs juntó a nuestro
protagonista de hoy con Z.Z. Hill
(que había grabado para la original Kent en los mismos años), titulado Southern
Soul Brothers. Así le conocí yo.
Cinco
años antes de esta canción, Clay había compuesto otra para Little Johnny Taylor (no el Johnnie Taylor de STAX),
que llegaría al #1 en listas de música negra, un tema próximo al blues, otro clásico imprescindible.
Mary
Frances Penick, la mayor de los siete hijos de un matrimonio de granjeros de un
pueblo de Kentucky era una chica muy activa y llena de energía. Por eso su
abuelo empezó a llamarla Skeeter (mosquito).
Conoció
a Betty Jack Davis en el Instituto y
empezaron a cantar juntas; se hicieron llamar The Davis Sisters, lo que ayuda a descifrar el enigma del origen
del apelativo con el que fue conocida cuando empezó a cantar en solitario.
Su
mayor éxito, una canción compuesta por Arthur
Kent a la que puso letras Sylvia Dee,
se convirtió en un crossover, pese a
la tristeza que destila al tratar las secuelas de una ruptura amorosa. Dee
afirma que se inspiró en el dolor que le produjo la muerte de su padre para
crear el ambiente de la canción.
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El
vídeo de la canción recoge imágenes de la serie británica “The End of the F***ing World”, protagonizada por Alex Lawther (James, un adolescente psicópata) y Jessica Barden (Alyssa,
una adolescente rebelde). Ambos están condenados a encontrarse.
Tendemos a contar
la feria por cómo nos fue en ella
El
LP se publicó el 3 de septiembre, pero el run-rún
había empezado antes.
Lo
había hecho tras la publicación de su primer sencillo, justo dos días después
del asesinato de George Floyd en
Minneapolis. La canción se incardinaba en los sentimientos que condujeron al Black Lives Matter.
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La
carga reivindicativa es evidente.
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¿Por
qué quieres volar, mirlo?
Nunca
vas a volar
No
hay lugar lo suficientemente grande para contener
La
canción fue escrita por Nina Simone y publicada en 1963 por el sello Colpix, para el que grababa entonces.
Poco después se marcharía a Philips
y la canción se incluye en un disco deslavazado que recoge cosas sueltas que no
habían salido en LP.
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El
tema, con un reiterativo bajo y sus palmadas como único acompañamiento a la voz
de Simone, tuvo también un lugar destacado en el Movimiento de los Derechos
Civiles, en 1964.
El
disco de Marley Munroe (la mujer que
se convierte en Lady Blackbird) es una espléndida exposición de cómo se puede deambular
en la frontera entre el jazz y el soul, ese territorio tan esquivo, y
hacerlo de una forma mucho más que digna.
Puede
que calificarla de respetuosa sea un acierto.
Pero
es innovadora y moderna.
Leer
a los clásicos y reinterpretarlos, no es nada fácil de conseguir.