sábado, 17 de marzo de 2012

Trabajo desinteresado

Mi padre siempre me dijo que no hablara en público de Religión. Me explicaba que, además de ser de mala educación, resultaba inútil porque, lo mismo que en política, era imposible hacer cambiar a nadie de opinión presentando argumentos y, por eso, las conversaciones se convertían en discusiones estériles. Como buen hijo, recuerdo sus observaciones y, como vástago independiente, hago caso a medias. De política hablo poco, pero de Religión nunca.

"Viva" Foto: Dey

Empiezo con esta explicación porque, al margen de que siempre es buen momento para acordarse del padre de uno, sé que me voy a meter en un jaleo complicado. Por adelantado aviso: nada más colgar el artículo señalaré la casilla que indica No estoy de acuerdo porque tengo la certeza de que para muchos, más de lo habitual, será la impresión que os produzca esta lectura.

Me consta que presentaré un acercamiento difícil de entender —y de compartir— y asumo, por anticipado, que, explique lo que explique, mis intenciones serán malinterpretadas. Pero tengo claro que no me desalienta el riesgo y, sinceramente, cada vez me gusta más andar por la delicada frontera de la incomprensión.

Así que, allá voy.

Llevo dándole vueltas a un artículo desde finales de enero. No sé exactamente el motivo por el que empecé a trabajar sobre ello, pero tengo constancia de que fue en esa semana. Chapado a la antigua como estoy, apunto notas en mi agenda semanal de sobremesa. Es, cómo no, una Moleskine, del modelo 18 meses, agenda semanal, tapa blanda, Negra, Grande que, en la página de la izquierda, lleva la agenda semanal y, en la de la derecha, una hoja blanca rayada para apuntar cosas variadas. A mí me sirve para anotar ideas que, voy pasando de semana en semana, mientras trabajo sobre ellas.

Ya sé que resulta un modo sorprendente de afrontar la escritura de un blog. He mantenido conversaciones con (otros) escritores que entendían que el hecho de no escribir on–line invalidaba la naturaleza del blog porque, su propia esencia, implicaba la escritura en tiempo real, directamente sobre la caja de nuevas entradas.

También sonará antediluviano, para algunos, saber que utilizo un bolígrafo para escribir en papel, en lugar de hacerlo directamente en el ordenador.

Es posible.

Probablemente cambie de método de trabajo (en un futuro más o menos próximo), pero hoy, sigo aferrado a mi agenda de mano —con la que salgo a la calle a cumplir con mis obligaciones diarias— y mi agenda de sobremesa en la que, con facilidad, puedo consultar qué y cuándo empecé a trabajar sobre una idea.

Así que, en la semana que empezó el 30 de enero, tengo anotado lo siguiente: “trabajar desinteresadamente”. No recuerdo exactamente cómo surgió, pero supongo que fue algo que oí en la radio, el típico comentario lleno de suficiencia que, por lo general, consigue arrebatarme. Se basaba en la presunción de que los trabajos que se realizan desinteresadamente, los que se hacen de forma altruista, los que protagonizan los voluntarios, los que realizan personas con dedicación y vocación, carecen de valor porque, en un machadismo irreformable, se empeñan en confundir valor y precio. Ya entré en detalles sobre el particular en un artículo que titulé “Gratis total”. Pero, la idiocia de quien confunde el precio con el valor de las cosas le lleva, no sólo a menospreciar —minusvalorar será más adecuado— la labor de quién realiza un servicio para los demás que no pretende cobrar, sino que, en su estúpida complacencia, se despacha con un licencioso “de forma desinteresada”, como si la realidad cotidiana no nos abocara diariamente a contemplar la desidia y el desinterés con el que muchos trabajadores afrontan su labor, ésta sí remunerada.


Y con esta idea en la cabeza iba tomando apuntes para un trabajo en esa línea. Por descontado, resultaba pertinente recuperar un artículo de los inicios del blog, allá por junio del año pasado, titulado “El mito de las vocaciones”, en el que trataba de explicar las diferencias entre afrontar un trabajo respondiendo a una misma pregunta de formas, a la larga, antagónicas: “hago lo que me gusta” o “me gusta lo que hago”, en una aliteración que produce la in(di)vertida y paradójica consecuencia que se ha dado en llamar “efecto Tom Sawyer”.

Naturalmente, no podía olvidar la forma de entender un trabajo orientado a los ”Clientes”, máxime cuado tu ocupación se sitúa dentro de esa descripción tan extraña que te hace trabajar “cara al público”, ya sea en una panadería o en un “Taxi”.

En el entorno en que desempeñes tu actividad, tendrás que contar con el resto de profesionales que se dediquen a lo mismo, “La competencia”, con quien deberás establecer relaciones que pueden ser enfrentadas o colaborativas. Es posible que necesites participar en un proyecto colectivo, mostrando un cierto estilo de “Liderazgo”.

Las diferentes opiniones pueden llevar a un enfrentamiento por la alternancia de argumentos, o utilizarse tratando de “Debatir” de forma provechosa para construir una solución que integre las aportaciones de todos. Para ello no puedes renunciar nunca a ejercer “El protagonismo”.


Así eran los mimbres con los que trabajaba para construir mi cesto. Rebatir la idea, profundamente arraigada, de que los que trabajan de forma voluntaria, sin ser retribuidos por ello, lo hacen “desinteresadamente” cuando, a diario puedes comprobar cómo “La felicidad” de mucha gente se construye sobre una base tan endeble que les encamina a centrar todo su interés en cualquier otra cosa que no sea el trabajo, en alternativas que tampoco parecen edificantes, mientras algunos, pocos, emplean su inteligencia, experiencia y pasión en ocuparse de una labor, en ocasiones social —destinada a otros— que les llena y que nos beneficia a todos.

Seguro que conoces a muchos: se reúnen en asociaciones culturales, clubes de lectura; son monitores deportivos, o de informática, o de yoga. Enseñan a utilizar las técnicas de pesca, de relajación o cantan en un coro. Transmiten su experiencia y conocimientos a jóvenes que quieren aprender a tocar un instrumento musical. Se ocupan de cuidar y alimentar a los animales que terminan en los albergues, incluyendo a un “Gato”, que bien pudo llamarse “Otis”. Acompañan a enfermos o a personas mayores; leen para ellos, les ayudan a pasear, ponen su hombro para combatir su soledad. Se juntan para pintar, intercambiar sellos, mostrar fotografías o recordar un pasado común. Organizan comilonas campestres: espichas, corderadas, jaranas, saraos varios y, a pesar de que están anegados en sudor, la sonrisa les hace sentirse más plenos.

No estoy hablando de los que han hecho de ello una profesión (noble, por otra parte). No. Pienso en los que no cobran por hacerlo. Tampoco lo hacen por amor al arte. Lo hacen por interés.

Para algunos, es la única savia que les permite sentirse vivos. La alternativa de esconderse delante de un TV para llenar su “Ocio” les horroriza. Sólo quieren compartir su tiempo y mantenerse y sentirse activos. Es una buena forma de iniciarte en un círculo de actividad y una extraordinaria manera de prolongar la plenitud de tu vida todavía más tiempo, pero para muchos su dedicación “altruista” les acompañará siempre.


Ya ves cómo se perfilaba el artículo.

Pero salió el vídeo.


Un trabajo fijo / Nunca te faltarán las fuerzas / Se puede llegar hasta el final / Personas que no saben cuánto valen / Querrás repetirlo una y otra vez / Sabrás que has hecho lo correcto / Te necesitarán / Nunca te arrepentirás / Un proyecto inolvidable / Tu trabajo dará mucho fruto / Tu riqueza será eterna / Tu amor será más fuerte que el miedo / Llevarás esperanza / Una palabra eficaz / La certeza de que has sido elegido / Alimentarás al Mundo / Unirás corazones / Acompañarás a los que sufren / Confirmarás a los que quieren ser fuertes / Experimentarás con ellos la verdadera alegría / Sumergirás a los hombres en la Verdad / Y serás sacerdote, testigo de Jesucristo.
Te prometo una vida apasionante.

Naturalmente, las críticas se extreman —en lo positivo y en lo negativo— en una posición condicionada de inicio por la postura que uno mantenga ante la Iglesia católica y, para algunos, los ojos cegados les impiden tratar de encontrar una conexión entre el vídeo y lo que vengo escribiendo. Como ya he dicho, siguiendo los consejos de mi padre, nunca hablo de Religión en público, por lo que no avanzaré más en explicar mi postura personal.

Me permito, eso sí, plantear preguntas a quien quiera afrontarlas de forma honesta, eliminando las ideas preconcebidas y empleando su propio “Juicio”.


Mejor aún, ni siquiera plantearé las preguntas; dejaré que cada uno se las haga a sí mismo.

Pero, antes, una visita al cine:

Todos necesitamos ser aceptados, pero deben pensar que sus convicciones son únicas: ¡les pertenecen!, aunque a otros puedan parecerles raras o inaceptables, aunque toda la manada diga: “¡no está bien!”.

Robert Frost dijo: “Dos caminos divergían en un bosque y, yo, tomé el menos transitado de los dos y aquello fue lo que cambió todo”.


Si todavía sigues aquí, piensa lo siguiente: el que está tratando de defender sus convicciones, el que siente que se encuentra en un camino poco transitado, el que oye como la manada le dice que lo que va a hacer “¡no está bien!”, el que puede que empiece a sentir una llamada que le habla en voz baja, tranquila y pausadamente, ése, nunca recibirá la misma señal que recibió Jake Blues.


Nota para mí mismo: El título de las últimas entradas —Credibilidad y confianza / Conciliar— hacía presagiar que ésta iba a llegar pronto.

11 comentarios:

  1. Iba directo al 100% de acuerdo hasta el primero de los vídeos. Al verlo, me reafirmo en mi posición de "agnóstico-prácticante" (si es que puede existir ... al menos para mi existe).
    Y si bien soy tolerante con cualquier opinión/posición hay algunas que me son cuando menos "chocantes" (por no decir algo más fuerte), como por ejemplo que te presenten algo que debe ser vocacional (al menos yo así lo creo) lo que te decida a dar un paso de semejante envergadura y cuya primera propuesta es que lo des por ofrecerte UN TRABAJO (en tiempo de paro ... algo no me cuadra).
    Ahora bien, visto que propones el segundo vídeo (que me convence mucho más que el primero), no acabo de ver cómo ambos pueden relacionarse en el mismo contexto.
    Para mi (que como soy quien opina en este comentario creo en mi derecho decirlo) la segunda es una "propuesta", la primera una "venta".
    Y repito que me gusta tu manera de pensar (como dice el chiste) de la primera parte. Yo así lo veo.

    Cuidate ...

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    1. Querido Luis:

      ¿Cómo no ibas a estar de acuerdo en la primera parte, si eras una de las personas que tenía en la cabeza cuando estaba escribiendo? Eres uno de los mejores ejemplos de alguien que comprende esa forma de afrontar [sin pretender cobrar la dedicación y el tiempo que te lleva hacer determinadas tareas] algunos compromisos que uno, voluntariamente, adquiere.

      Exponer la conexión entre los dos vídeos me llevaría a hablar de Religión y romper una regla que ya he explicado que trato de cumplir. Simplemente dejé pistas para quien quisiera explorar ese camino, pero, por descontado, respeto profundamente que haya quien no quiera hacerlo o quien exprese su desacuerdo.

      Y, como colofón, el artículo encierra un vídeo escondido que debería ayudar a entender el planteamiento. Se encuentra debajo de uno de los que se visten con camisa y calcetines blancos y chaqueta, pantalones, zapatos, corbata y sombrero negros. Pero ya avisé desde el inicio que lo más probable es que se produjeran "desacuerdos" con el artículo.

      Un abrazo.

      PD - Ojalá más gente compartiera tu opinión, y se implicara como tu lo haces. Mejor nos iría.

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  2. Muy intenso y productivo. Como siempre le exprimes el jugo a la fruta. Saludos

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    1. Lo que pasa con los cítricos es que [como también puede ocurrir con los críticos], al exprimirlos salpican y terminan dejándote perdido.

      Un saludo

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  3. Soy incapaz de leer el articulo entero. Despues de: " Es, cómo no, una Moleskine,*del modelo 18 meses, agenda semanal, tapa blanda, Negra, Grande que..." Solo me llega a la mente una y otra vez American psycho, el libro claro.

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    1. ¡Jajajaja! Me ha pasado lo mismo con American Psycho. Tengo miedo :o

      Sr. Secades, le recomiendo que eche un ojo en alguna papelería de barrio. Hay libretas similares a las Moleskine a un precio muy razonable. En ocasiones, a menos de la mitad. Yo es que tengo el vicio de buscarlas todo el tiempo, ¡soy una enferma! Hace poco compré una vaderlibreta (así las llamo yo) tamaño bolsillo exactamente igual que una Moleskine, ¡por 3 euros! La Moleskine me parece que costaba 8.
      Chincha :P

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    2. Para el viejo artesano: cabrón, has cogido la fuente de inspiración y eso no te ha motivado para continuar. Mal lo debo haber hecho. Suponía que el que algún seguidor reconociera las influencias, supondría un aliciente para continuar y no al contrario.

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    3. Para MJ Garland: "Me ha pasado lo mismo con American Psycho" significa:

      1 - he reconocido la fuente literaria
      2 - el miedo me ha impedido avanzar en la lectura.

      Por saber si debo olvidar mis fuentes a partir de ahora (o incluirlas en anotaciones a pie de página).

      Pero iré al fondo de su comentario, estimada sta. Garland: he iniciado una profunda investigación sobre el tema de agendas y mi proveedora habitual de información en ese terreno (la propietaria de la papelería de mi barrio, amiga mía y a quien podréis encontrar en la Papelería San Antonio, en la calle del mismo nombre en Oviedo) me dice que, si bien "Miquel Rius" tiene unas muy parecidas a las "Moleskine" [de hecho son las que utilizo como agenda de mano para cuando estoy por la calle] y Bismark unas de bolsillo chulísimas [las uso para mis compromisos, a modo de dietario: la de 2012 es de color rosa y, cosa que agradecí entonces y vuelvo a hacer ahora, mi amiga y proveedora tuvo el detalle de regalármela], no encontró ninguna agenda de sobremesa, con semana a la vista, de 18 meses que, además, reservará la página impar para realizar anotaciones como, podrá comprobarlo en el enlace que se adjuntó, sí tiene la de "Moleskine". La verdad es que resulta muy práctico y, la diferencia en dinero, creo que me la podré permitir, siendo una gasto unianual.

      Un saludo

      PD - el que se pica... :D

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  4. Creo que comparto punto de vista con Luis Velasco y no logro ver la relación entre ambos vídeos. Sí veo la del texto con los dos.
    El interés existe en cualquier acción humana, el interés es la motivación última, la real: el que regala su esfuerzo encuentra en ello felicidad o autoestima o algo y así ocurre con cualquier otra emoción-necesidad. Está bien, no tiene nada de malo que nuestras emociones-necesidades tengan como resultado buenas actuaciones que beneficien a los demás. ¿Cómo no?. En mi fuero interno no puedo evitar pensar que si a uno no le gusta el fuego no se hace bombero aunque su misión sea apagarlo.
    En cuanto a la relación entre los dos vídeos, me parece que dialogan mal porque ensalzando los dos el acto de elegir (no entraré en la extraña relación trabajo/sacerdocio/desempleo)el segundo habla de un camino propio, único sin otra certeza que la realizar una elección propia mientras que el primero utiliza una frase muy desgraciada para esta comparación: la CERTEZA de que has sido ELEGIDO, esto es AFIRMA una certeza que se asocia al comportamiento pasivo del que ha sido elegido lo que parece incompatible con una acción del calibre de una elección... no sé si me explico. Bueno, a esto me suena.

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    1. Estais en un nivel... que yo ya no me voy a atrever a contestar.
      Jejeje

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    2. Mónica:

      Me gusta el tono que planteas en el acercamiento a esta cuestión tan delicada. Me quedaré en tratar de explicar la relación que yo veo (o que trato de establecer) entre los dos vídeos: en el segundo se plantea la necesidad de afirmar las propias convicciones frente a la (o)presión de la mayoría. Recuerdo cuando se decía que la democracia era la defensa de las minorías (una idea que ha desaparecido del debate político). En cualquier caso, mi impresión personal (que puede no ser necesariamente compartida por otros) es que las vocaciones no son el camino mayoritariamente recorrido en España. Y los curas sienten que tienen la necesidad de publicitar su mensaje. Tratan de transmitir un mensaje que, probablemente, asumen que no será comprendido (ni aceptado) por todos, pero (es mi firme convicción) tienen derecho a exponer.

      Desconozco cómo se establece la llamada, cómo se percibe que eres elegido. Asumo que (en lo moral) los valores que transmiten son universalmente válidos y, en la vivencia de la fe, son definitivamente personales. Pero tengo para mí que el camino que escogen (hayan llegado de la forma que lo hayan hecho) no es el camino de la mayoría.

      No sé, son apuntes que dejo aquí...

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